El
límite,
microteatro realizado por Diana Lazarraga Hinojosa (Ganadora del V Certamen literario escolar IES EL PALO:
Microteatro, en la categoría 4º ESO)
Amador.- (Sorprendido.) María, ¿te
has dado cuenta de que nunca hemos salido del castillo? ¿No tienes curiosidad
por ver qué hay ahí fuera?
María.- Nunca he salido porque me da miedo atravesar
el puente y encontrarme con todas esas criaturas y cosas que aparecen en mis
cuentos.
Amador.- No tengas miedo, María, yo
nunca lo he atravesado, pero créeme que allí no hay nada extraño.
María.- Pero eso tú no lo sabes.
Amador.- (Entusiasmado.) ¡Pues vamos a comprobarlo! Mañana mismo por la
mañana cogemos lo necesario y saltamos la gran muralla del castillo. ¿Te
atreves?
María.- (Con decisión.) Vale, lo haré, ya es hora de enfrentarme a mis
miedos.
Amador.- Te aseguro que no te
arrepentirás.
(Al día siguiente.)
Amador.- (Gritando se dirige hacia María.) María, ya es la hora, vámonos
temprano, que nos van a pillar.
María.- (Animada.) ¡Ya voy!
(Se preparan para atravesar el bosque y salir a lo desconocido.)
Amador.- (Sorprendido.) ¡Mira, ya veo el puente!
María.- ¿No se ve nada detrás o es
que estamos muy lejos?
Amador.- Se ve una especie de neblina,
sigamos andando a ver qué hay.
María.- (De repente a María se le cambia la cara y parece haber visto un
fantasma.) No es posible, no puedo avanzar, es como si fuera el final, el
límite de nuestro mundo.
Amador.- (Nervioso saca una espada de su mochila e intenta romper el muro que les
impide continuar.) Hay una luz al otro lado.
María.- (Se asoma y se da cuenta de algo que cambiará para siempre sus vidas.)
Chis, silencio, ¡escucha, Amador!
Amador.- Pero qué pasa. Solo escucho
una voz grave que habla de nosotros, de nuestro castillo y nuestras aventuras.
María.- (Triste.) ¿Cómo es posible que hable de nosotros? Pero si nos están
leyendo.
Amador.- (Apenado.) ¿Cómo no nos hemos dado cuenta? Por eso no podíamos salir
del castillo y avanzar.
María.- Entonces, ¡solo existimos
cuando nos leen!
(Se dejó de escuchar la voz y la oscuridad invadió el reino.)
El
puente de la vida,
microteatro realizado por Hugo Alcaide Vertedor, (Ganador del V
Certamen literario escolar IES EL PALO: Microteatro,
en la categoría 3º ESO)
Juan.- (Triste le cuenta a su nieto Lucas.)
Y todo acabó. Cuando menos te lo esperas. Al principio vas subiendo, empezando,
como si de un puente se tratara. Empiezas a ver las aguas del río que hay
debajo, nada es importante, no hay preocupaciones. Te gusta seguir, no quieres
parar, pero cuando menos te lo esperas, ya has llegado a la mitad. Duros
momentos, el fin se acerca. Demasiadas cosas en las que pensar. ¿Cómo? ¿Dónde?
¿Cuando? No sabes cuándo todo terminará. Te sientes triste, sabes que el final
ya está aquí, dejando sueños e ilusiones por vivir, pensando que no has
disfrutado lo suficiente. Sin preocupaciones estás, pero, ¿quién las tendría de
nuevo, verdad? En un abrir y cerrar de ojos ya has llegado hasta el fin. No
sientes, bueno sí, sientes la tristeza de los demás, de los que aún no han
llegado donde tú. Vive ese corto paseo, Lucas, que nadie sabe si lo podremos
volver a vivir.
Lucas.- (Melancólico.) Te echo de
menos, mucho de menos. No he superado aún el día que te fuiste. Es cierto, la
vida es un puente, pero, ¿por qué no construyen puentes eternos? Puentes que
nunca se acaben, no sé. Te quiero mucho, abuelo, más de lo que crees. Por
cierto, tengo una última pregunta que hacerte: ¿por qué solo nos vemos mientras
duermo?
Juan.- (No responde,
en silencio.)
Lucas.- (Preocupado.)
¿Abuelo? ¿Abuelo?
El
puente de la vida,
microteatro realizado por Eva Romero Espinosa, alumna de IES EL PALO (Ganadora
del V Certamen literario escolar IES EL
PALO: Microteatro, en la categoría 2º ESO)
Kika.- (Casi llorando y con expresión triste.) Bueno, mamá, llegó la hora.
Nos toca despedirnos, pero quiero que sepas que todo lo que tengo y he
conseguido ha sido gracias a ti. Eres mi ejemplo a seguir.
Flavia.- (Lo dice con mucho orgullo, pero a la vez también con ganas de llorar.)
No, no digas eso, tú eres quien lo ha conseguido, yo solo te he dado las pautas
que debías seguir y mira ahora en la mujer en la que te has convertido.
Kika.- Tú me decías de pequeña que quien sigue lo
consigue y eso ha sido lo que he hecho, pero si no hubiera sido por las
lecciones que me dabas, ahora estaría a medio camino. Así que gracias y te voy
a echar muchísimo de menos.
Flavia.- Escúchame, Kika, quiero
decirte una cosa: siempre me vas a tener a tu lado, por muy lejos que te vayas
a vivir, porque desde el momento en el que supe que estaba embarazada de ti, se
creó un puente entre nosotras que es indestructible. Por mucho que pasen los
años y te hagas mayor, vamos a seguir estando conectadas. Y cuando yo muera,
ese puente persistirá, lo único es que será más fuerte aún. Tú eso ahora no lo
entiendes, pero el puente que existe entre una madre y su hijo es tan fuerte,
que ni la muerte es capaz de destruirlo.
(Seguidamente se sumergen en un profundo abrazo.)
El
puente de los desencuentros,
microteatro realizado por Thiago Daniel Ferreira Giménez, alumno del IES EL
PALO (Ganador del V Certamen literario
escolar IES EL PALO: Microteatro, en la categoría 1º ESO)
(Encontramos dos países separados por el Puente de los Desencuentros.
Los países estaban enfrentados. Algunas personas intentaban escalar el puente
para encontrar a sus familiares al otro lado, pero en el intento fallecían. Un
día todo cambió.
De
noche. Ambientado en 1980. Aparecen dos personas: María, la hija del Rey de los
ricos y Álex, el hijo del Rey de los pobres.)
María.- ¡Qué difícil es escalar este
puente!
Álex.- Cuando aparecerá María por aquí. ¿La habrán
pillado escalando el puente? ¿Por qué seré tan miedoso para escalar? ¿Por qué
construyeron este puente? Son preguntas que nunca sabré.
(Álex es inseguro, no sabe cuándo actuar en una situación peligrosa.
María era una chica lista, pero muy tímida.)
María.- Por fin he llegado. ¿Dónde
estará Álex?
(Entra el Rey del país de los pobres.)
Rey de
los pobres.- ¿Álex,
qué haces aquí? ¿No intentarás escalar el puente? ¿No estarás esperando a
alguien?
Álex.- No, papá.
(Justo en ese momento se escuchó una explosión en el lado este del país
de los pobres.]
Rey de
los ricos.- ¡Danos
a mi hija o, si no, explotará otra parte de tu país!
(El Rey de los ricos era muy avaricioso y vestía muy bien. El Rey de los
pobres vestía de forma singular y era generoso. Ambos están enfadados.)
Rey de
los pobres.- ¡No
tenemos a tu hija!
Rey de
los ricos.-
Entonces, ¿dónde está?
(En ese momento apareció María.)
María.- Papá, estoy aquí. Estoy viva
y quiero que estos países se unan.
Álex.- Papá, yo también quiero que
se unan, no podemos vivir así.
Aldeanos.- Nosotros también queremos que
estos países se unan. No aguantamos más, queremos ver a nuestros familiares y
ser libres.
(Los reyes aparecen pensando.)
Rey de
los ricos.- Esto se
acabará, ya no habrá más guerra entre estos dos países, nos uniremos y seremos
más fuertes.
Rey de
los pobres.- Estoy
de acuerdo con esta solución.
(En ese momento los dos países firmaron un Tratado de paz y desde
entonces se recuerda ese puente como el puente de Juan Alfredo el nombre de los
dos reyes.)
El
reencuentro,
microteatro realizado por José Ángel Díaz Cañedo, alumno del CEIP Jorge Guillén
(Ganador del V Certamen literario escolar
IES EL PALO: Microteatro, en la categoría 6º Primaria)
Narrador: Hacía años que Manuel no
pisaba su tierra natal. Después del instituto, consiguió una beca que le
permitió estudiar en una Universidad de Estados Unidos, y ya se quedó a
trabajar allí. Era verano y estaba de vacaciones, así que aprovechó para volver
a su tierra. Estaba paseando por su ciudad recordando sus vivencias por cada
rincón. Llegó a un puente por el que le gustaba pasar cuando era niño. Él lo
llamaba “El Puente del Ancla”. Lo estaba cruzando con nostalgia cuando alguien
dijo su nombre. Se dio la vuelta y vio a un hombre con el pelo negro y con
barba. ¡Era su amigo Javier!
Manuel.- ¡Javier! No me lo puedo
creer. ¡Qué alegría de verte!
Javier.- ¡Cuánto tiempo, Manuel! ¡Te
he echado mucho de menos!
(Se abrazan y luego siguen hablando.)
Manuel.- Creo que no nos veíamos desde
el colegio.
Javier.- Así es. ¡Eras un tío bestial,
colega!
Manuel.- Y bueno, ¿qué es de tu vida?
Javier.- Pues después de terminar mis
estudios trabajé en varias empresas, pero ahora he encontrado un buen trabajo,
aunque tengo que irme al extranjero.
Manuel.- ¡No me digas! ¡Qué bien! Yo
llevo varios años en el extranjero y, aunque se echa de menos a la familia,
estoy muy contento. ¿Dónde te marchas?
Javier.- A Estados Unidos. Me voy a
Los Ángeles.
Manuel.- ¡Eso es fantástico! ¡Yo vivo
allí!
Javier.- ¿En serio, Manuel? Sería
genial contar contigo allí.
Manuel.- Pues claro que sí. Es más,
podrías quedarte a vivir en mi casa, si quieres. Yo, encantado.
Javier.- Pues me encantaría. ¡Qué bien
que nos hayamos encontrado!
Manuel.- ¡Ya te digo! Verás qué bien
lo vamos a pasar. Dame tu teléfono.
(Se intercambian sus números de teléfono y se despiden.)
Manuel.- Bueno, pues hasta pronto,
Javier.
Javier.- Hasta pronto. Ya hablamos.
(Se volvieron a dar un abrazo y cada uno siguió su camino.)
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